
Sin embargo el modelo que favorecía a unos
pocos, usando experimentos sociales formulados en laboratorios del imperio no
llegaron a colmar las expectativas y necesidades de la mayoría, aparecieron
líderes políticos que empezaban a lanzar la idea del “ustedes y nosotros”, la
crisis social se profundizaba y se formaba un rio de sangre promovido por los
fieles siervos del país del norte, a una orilla estaban los T’haras y en la
otra los K’aras, al parecer se olvidaban de los que estamos en el medio,
quienes compartimos el mercado con unos y trabajamos para los otros.
La clase política se encargo de alimentar esa
polarización, primero en Santa Cruz se inventaron la guerra entre Kollas y
Cambas, luego sacaron la guerra entre Paceños y Chuquisaqueños; el gobierno de
Evo Morales fortaleció la polarización y mediante el eventual manejo de ciertos
medio implantó lo que ahora se conoce como Oficialistas y Opositores, no
existen medias tintas, si no estás del lado de unos, automáticamente estas con
los otros.
Los
oficialistas tienen que hablar permanentemente bien del gobierno, alabar todo
lo que hace y dice Evo Morales, para ellos no existen errores en el manejo
actual del país, no soportan las críticas, solo se tiene que elogiar las
acciones de los eventuales dirigentes gubernamentales del estado.
Por su parte la oposición se pasa todo el
día buscándole errores, al gobierno, critican todo lo que hace, muchas veces
olvidándose que ellos hicieron exactamente lo mismo cuando les tocó gobernar,
para la oposición los problemas de micro economía, como la inflación es algo
que solo apareció en el país cuando comenzó a gobernar Evo Morales.
Hace algunos días escribí algo criticando
acciones de dirigentes políticos opositores e inmediatamente alguien me trató
de “Masista” cuando critiqué al gobierno, no decían nada, porque el que critica
al gobierno es parte de ellos.
Bolivia es una calle, por una vereda están
los oficialistas, por la otra los opositores, al medio no debe ir nadie, porque
el que va por el medio será atropellado por unos y otros. Y realmente uno si se
siente atropellado, muchas veces pasa eso, sin embargo esto otorga un mínimo de
objetividad, quien está al medio se puede sentir capaz de alabar y criticar a
unos y otros, no es necesario pensar a los modelos políticos existentes como
dogmas incuestionables, existen cosas buenas y cosas malas de un lado y del
otro, algún día tienen que reconocerlo.
Nos acercamos a un año electoral y los
oficialistas se juntaron todos, por su parte la oposición se dispersa y
dispersa el voto de un número similar al que sumaron los oficialistas; dicen de
armar un frente amplio, pero lo quieren armar en torno a una persona que al
parecer no se cansa de perder sus contiendas frente a Evo Morales. De una vez
por todas, la polarización debería ser productiva y pasar del discurso estéril a los hechos,
resignar ambiciones personales y sobre todo olvidarse de un caudillismo
comprado; respetar a los que quieran estar en los indecisos y apuntar a
persuadirlos a su favor, olvidarse de descalificar al otro y comenzar a
calificarse a sí mismos, no todo lo que se hizo hasta la fecha está mal, ni
tampoco todo está bien, se debería continuar lo bueno y corregir lo malo, pero
para continuar con lo bueno, se debe reconocer que existe algo bueno.
El desafío es buscar un gobierno que
recomponga socialmente al estado, que exista mas tolerancia y que cualquier
persona sea capaz de expresar su opinión sin tener que ser etiquetado por el
resto, somos ciudadanos, muchos apolíticos, y podemos ver virtudes y defectos
en la clase gobernante y la clase opositora, dejemos de lado los instintos
antropófagos y comencemos a ver a las personas como tal, no como “opositor” y
“oficialista”.
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