lunes, 11 de noviembre de 2013

Síndrome de depresión bipolar



Desde hace algunos años que en el Bolivia se construye un modelo de sociedad de dos polos opuestos, enemigos e intolerantes el uno con el otro; durante los gobiernos liberales de la década de los 90’s la sociedad se conducía beneficiando a algunos pocos, olvidándose de la mayoría, generando diferencias y rencor entre unos y los otros, sin embargo la sociedad llegaba a ser un poco mas heterogénea, se apreciaban distintas ideas y opciones políticas y sociales, quien hablaba a favor del gobierno, no necesariamente debería ser alineado a él y quien hablaba en contra de él tampoco era considerado y catalogado como acérrimo opositor.
Sin embargo el modelo que favorecía a unos pocos, usando experimentos sociales formulados en laboratorios del imperio no llegaron a colmar las expectativas y necesidades de la mayoría, aparecieron líderes políticos que empezaban a lanzar la idea del “ustedes y nosotros”, la crisis social se profundizaba y se formaba un rio de sangre promovido por los fieles siervos del país del norte, a una orilla estaban los T’haras y en la otra los K’aras, al parecer se olvidaban de los que estamos en el medio, quienes compartimos el mercado con unos y trabajamos para los otros.
La clase política se encargo de alimentar esa polarización, primero en Santa Cruz se inventaron la guerra entre Kollas y Cambas, luego sacaron la guerra entre Paceños y Chuquisaqueños; el gobierno de Evo Morales fortaleció la polarización y mediante el eventual manejo de ciertos medio implantó lo que ahora se conoce como Oficialistas y Opositores, no existen medias tintas, si no estás del lado de unos, automáticamente estas con los otros.
 Los oficialistas tienen que hablar permanentemente bien del gobierno, alabar todo lo que hace y dice Evo Morales, para ellos no existen errores en el manejo actual del país, no soportan las críticas, solo se tiene que elogiar las acciones de los eventuales dirigentes gubernamentales del estado.
Por su parte la oposición se pasa todo el día buscándole errores, al gobierno, critican todo lo que hace, muchas veces olvidándose que ellos hicieron exactamente lo mismo cuando les tocó gobernar, para la oposición los problemas de micro economía, como la inflación es algo que solo apareció en el país cuando comenzó a gobernar Evo Morales.
Hace algunos días escribí algo criticando acciones de dirigentes políticos opositores e inmediatamente alguien me trató de “Masista” cuando critiqué al gobierno, no decían nada, porque el que critica al gobierno es parte de ellos.
Bolivia es una calle, por una vereda están los oficialistas, por la otra los opositores, al medio no debe ir nadie, porque el que va por el medio será atropellado por unos y otros. Y realmente uno si se siente atropellado, muchas veces pasa eso, sin embargo esto otorga un mínimo de objetividad, quien está al medio se puede sentir capaz de alabar y criticar a unos y otros, no es necesario pensar a los modelos políticos existentes como dogmas incuestionables, existen cosas buenas y cosas malas de un lado y del otro, algún día tienen que reconocerlo.
Nos acercamos a un año electoral y los oficialistas se juntaron todos, por su parte la oposición se dispersa y dispersa el voto de un número similar al que sumaron los oficialistas; dicen de armar un frente amplio, pero lo quieren armar en torno a una persona que al parecer no se cansa de perder sus contiendas frente a Evo Morales. De una vez por todas, la polarización debería ser productiva y  pasar del discurso estéril a los hechos, resignar ambiciones personales y sobre todo olvidarse de un caudillismo comprado; respetar a los que quieran estar en los indecisos y apuntar a persuadirlos a su favor, olvidarse de descalificar al otro y comenzar a calificarse a sí mismos, no todo lo que se hizo hasta la fecha está mal, ni tampoco todo está bien, se debería continuar lo bueno y corregir lo malo, pero para continuar con lo bueno, se debe reconocer que existe algo bueno.
El desafío es buscar un gobierno que recomponga socialmente al estado, que exista mas tolerancia y que cualquier persona sea capaz de expresar su opinión sin tener que ser etiquetado por el resto, somos ciudadanos, muchos apolíticos, y podemos ver virtudes y defectos en la clase gobernante y la clase opositora, dejemos de lado los instintos antropófagos y comencemos a ver a las personas como tal, no como “opositor” y “oficialista”.      

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