martes, 19 de febrero de 2008

Un carnaval de Oruro marcado por la argentinidad...



Este año no tenía muchas ganas de viajar a Oruro, principalmente porque tendría que volver a estar solo ir sin nadie, pero bueno, había que tratar de olvidar lo malo que paso días antes, Oruro de lejos será siempre el lugar donde mas feliz soy y donde olvido todo lo malo que me pasa en La Paz.

Finalmente me decidí y fui solo, mis primos me esperaban y me lo hicieron notar toda la mañana del viernes llamándome al celular. En la Terminal de buses me encuentro ni mas ni menos que con Claudia, una ex noviecita de la infancia, cuando menos el viaje de ida no fue tan solitario como me lo esperaba, las 4 horas pasaron muy rápido y ya llegábamos a Oruro.

Esa noche nos lanzamos a buscar graderías, me tuve que aguantar caprichitos y niñerías de los amigos de Claudia, pero bueno al final ellos se fueron por un lado y yo por el mío, ya aquella noche conocí a Fede y Juli, unos argentinos súper buena onda.

A la mañana siguiente mis primos y yo nos fuimos a la entrada del carnaval y comenzamos la aventura de ser felices por un par de días, un día caluroso apto para jugar con agua, mojarnos, bailar y beber mucha helada cerveza que nos hacía mas alegres con cada sorbo. Los argentinos de la noche anterior se hicieron presentes y comenzaron a compartir con mis primos y conmigo, La Fraternidad bailó increíblemente no podía faltar la foto junto al Teniente Vidangos.

Luego los K’achas y mi primo Juan hicieron su paso y bailamos, bebimos y disfrutamos de su paso; a comer un poco para recuperar las neuronas y volver a seguir emborrachándonos de felicidad y en mi caso hablando con gente que si sabía de lo que hablaba y lo que cantaba, los amigos argentinos.

La noche llegó y nos maravillamos con San Simón y los Wititis, lastimosamente nadie tiene tantas fuerzas para aguantar tanto y tuvimos que irnos a dormir, al día siguiente yo no tenía fuerzas para seguir, pero un endiablado Charquekan me devolvió al mundo y seguimos festejando, sacándonos fotos e inmortalizando mi cuarto carnaval en Oruro.

Una lata de cerveza cada 5 minutos fue la dosis mientras pasaban los Cocanis con sus impresionantes morenadas y poco después todo terminó al día siguiente me tocó volver al mundo real junto a Fede y Juli nos subimos a una flota y despedimos el carnaval por un año, para que el próximo año, esperando la ayuda de Dios, yo pueda cumplir mi sueño y el de mi abuela bailando de Oso en el Mejor Carnaval del Mundo.